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lunes, 2 de agosto de 2010

me puse a escribir


(Soundtrack: Amy Millan, Angus and Julia stone y the xx)
Hay misterios que a veces yo no consigo entender…
Pero a decir verdad no hago el más mínimo intento por descubrirlos, ya demasiado tengo con esos errores tan míos que a nadie le interesan.
No me gusta pasar inadvertida frente a estos seres, parecemos iguales pero ninguna gusta de una pizca de alegría frente a mis ojos.
Entonces… volteo a un lado, hay ruido, me dejo llevar, esta vez no es el ruido de la ciudad, este es diferente es aquel que crea un crujido de alegría entre la multitud.
Estoy de lado y veo…
Mis problemas lucen tan insignificantes al lado de ese ser humano que parece haber vivido como si el diablo lo hubiese arrastrado a su manera, sus marcas en la cara me avisan que voy que vuelo a parecerme como el, que a mí los años me pegarán peor o que quizá no llegue a ellos, entonces escucho, suena a blues, es esa armónica, me suena tan precisa, tan exacta, tan honesta (suspiro) como si mis oídos la pidieran para que asemeje los sentimientos con sonido.
En el momento que ese hombre sin conocerme me mira para esclarecer la sombra entre su arte y mi expectación… yo ya sé perfectamente lo que me dicen sus ojos, él lo entiende todo, no tengo porque explicárselo, el al igual que yo coincidimos en lo dura que nos parece la vida y en lo hermoso que es compartir el espacio para quejarnos de ella, él sabe de amor, de dinero, de esos pasos delgados que ha recorrido con duras estancias de lucha, él me ha dicho con una sonrisa que sí, que la vida es dura, que él quería comerse el mundo a mi edad, que quisiera que la sociedad lo extrañara, que los días pasaran como para embarrarlos en el recibo de luz, que los cigarrillos no fuesen tan caros, que ojala regalar sonrisas fuese su oficio para que el silencio pudiera decirle al ser enfrente de su arte:
Tú amas la música, yo también… es así como nos entendemos ¿verdad?
El me agradece con esa simple sonrisa los cinco pesos que me sobraron.
Yo no necesito más, asiento con la cabeza y empiezo a caminar como siempre, en el camino pierdo el sonido de esa harmónica maestra para enlazarla con todos los sonidos que me hacen vibrar, como si el momento solo pasara por sencillez en la rutina, como si esa obviedad al andar pudiera denotar la belleza de su origen, por la felicidad que radica precisamente en ese momento de simpleza , mis pasos suenan a poder y te aseguro que eso en una chiquilla tan ingenua como yo es algo que crea maravillas…

Nota: Lo que pasa es que mi vida consiste en estas situaciones tan peculiares que la hacen tan especial.